Lazos familiares
Con mis hermanos menores tenemos una diferencia de edad de 15 y 17 años respectivamente; eso ha generado un vínculo especial entre nosotros, transformándome en algo así como un hermano-papá.
Existe la confianza y complicidad propia de los primeros, pero también un respeto y sentido de autoridad. Pero lo más importante: nos queremos mucho. Eso no obstante la fama de mal genio que me gané hace años. Porque cuando ellos iban en básica, yo era el responsable de ayudarlos con sus tareas y estudios (soy el primer profesional de la familia).
Siempre tuve facilidad para aprender, así que asumía que todas las personas debían ser iguales. Pero mis hermanos salieron más “duritos de cabeza”, así que cuando les tenía que repetir más de tres veces cosas que pretendía que entendieran a la primera, debo reconocer que me bajaban las ganas de agarrarlos a coscachos, y quizá más de uno se me escapó por ahí.
Desde entonces me cachan al vuelo cuando ando enojado.
Pobres, no debió haber sido una grata experiencia estudiar conmigo. A modo de atenuante debo decir que en esos años yo estaba en una pega en que llegaba tarde y cansado a casa, después de haber tenido que corregir los trabajos de otros “duros de cabeza”, pero con título universitario.
En todo caso, ellos también se aprovecharon, porque después hasta grandotes recurrían a mí para que los ayudara con las tareas, por lo que me tuve que poner pesado –más pesado- y decirles “ahí está la enciclopedia, busquen ustedes las respuestas” (igual los guiaba y estaba atento, pero ya era hora que aprendieran a manejarse solos en los deberes).
Pero no todo era el colegio y estudios, también hemos compartido muchas salidas al cine, al teatro, a comer... Tuve la suerte de disfrutar de una bonita infancia, en la cual gocé de muchas oportunidades, por lo que quería lo mismo para ellos.
Por eso, cuando mi hermana pasó a media y no quedó en un buen liceo (no es una lumbrera, pero por floja, no porque le falten neuronas) opté por asumir el pago de un buen colegio. Porque en eso soy de la antigua escuela: después del cariño, una buena educación es lo más importante que uno le puede entregar a un hijo, o hermano en este caso.
Además, quería que ella se formara en un buen ambiente, porque esas cosas influyen en el desarrollo como persona.
Lamentablemente la Pao salió media rebelde y llevada de sus ideas. Y ahora que está en la adolescencia vive en peleas con señora madre, “que no la entienden, que no la quieren...” En el fondo es una forma de llamar la atención, de comprobar que efectivamente es querida.
Ahí yo tengo una ventaja respecto a sus papás, porque ellos representan la autoridad contra la cual hay que rebelarse, especialmente señora madre (que ya no tiene la misma paciencia de antes), mientras que yo soy una autoridad más cercana y conciliadora. Me preocupo de escucharla, de ponerme contento cuando cuenta que obtuvo una buena nota (aunque sé que hay otras dos que no ha dicho y que no son tan buenas), de molestarla y consentirla como lo hacen los hermanos mayores, para que sienta que es la regalona. Pero también aprovecho de aconsejarla y conversar con ella para que vaya madurando poco a poco.
Con el Mario las cosas son más fáciles. A pesar que es bueno para reclamar garabatero como él solo, es más centrado y se da cuenta de las cosas.
Y si bien nuestros diálogos muchas veces son:
-Córtate el pelo.
-No.
-Córtate el pelo.
-No.
-Súbete el pantalón, que lo traes a medio cachete.
-Ya, pero deja de weviarme.
-Ok... Córtate el pelo.
El sabe que es parte de un juego de tira y afloja, en el cual por una parte tratamos que comprenda que en la sociedad se va enfrentar a ciertas normas y que es bueno que las conozca, pero siempre respetando su individualidad (nunca lo hemos obligado a hacer algo que no quiere... aunque con él siempre se puede negociar, jeje).
De hecho, mi hermano es bien parado en la hilacha y no le gusta que lo pasen a llevar, lo que le ha traído algunos problemas en el colegio. Señora madre le dice que no tiene que ser así, pero yo le doy un disimulado y a veces no tan disimulado apoyo. Porque me gusta que tenga una personalidad fuerte, dejándole en claro eso sí que el límite es nunca faltarle el respeto a otra persona (yo siempre fui callado y de personalidad más bien insegura, por lo que no quería ellos fueran de esa forma).
En todo caso, siempre he tenido presente que soy el hermano mayor, pero no el padre, y por lo tanto puedo intervenir hasta cierto punto, pero hay decisiones que no me corresponden.
Por supuesto, también he metido la pata, siendo pesado sin querer o no tomándolos en serio cuando hablaban de cosas que para ellos eran importantes. Sin embargo, tenemos una relación de gran confianza y cariño.
Ellos saben que me pueden agarrar pal weveo sin problemas, de hecho se ríen en mi cara de la ropa que uso y de mi forma de ser tan “anticuada” y formal; nos molestamos y jugamos como cabros chicos; nos robamos los dulces o estamos todos juntos viendo TV tirados en una cama. Pero también ese cariño se manifiesta en un respeto –que tiene que ser mutuo- y en saber que si necesitan algo pueden recurrir a mí.
Para ser sincero, cuando eran más chicos mi sueño era ver a mi hermana trasformada en una jovencita de blusa y falda escocesa tableada y a mi hermano como todo un caballerito bien educado (sí, soy medio opus en ese aspecto).
La realidad hoy en día es muy distinta, pero eso es irrelevante. Lo que de verdad importa es que son cabros de buenos sentimientos. Y si bien todavía me duele que no hayan salido buenos lectores, los miro y me siento contento y orgulloso que sean mis hermanos.
Me da lo mismo que no sean esos modelitos perfectos, porque los quiero como son. Espero que en su momento, ellos puedan decir lo mismo de mí.
Existe la confianza y complicidad propia de los primeros, pero también un respeto y sentido de autoridad. Pero lo más importante: nos queremos mucho. Eso no obstante la fama de mal genio que me gané hace años. Porque cuando ellos iban en básica, yo era el responsable de ayudarlos con sus tareas y estudios (soy el primer profesional de la familia).
Siempre tuve facilidad para aprender, así que asumía que todas las personas debían ser iguales. Pero mis hermanos salieron más “duritos de cabeza”, así que cuando les tenía que repetir más de tres veces cosas que pretendía que entendieran a la primera, debo reconocer que me bajaban las ganas de agarrarlos a coscachos, y quizá más de uno se me escapó por ahí.
Desde entonces me cachan al vuelo cuando ando enojado.
Pobres, no debió haber sido una grata experiencia estudiar conmigo. A modo de atenuante debo decir que en esos años yo estaba en una pega en que llegaba tarde y cansado a casa, después de haber tenido que corregir los trabajos de otros “duros de cabeza”, pero con título universitario.
En todo caso, ellos también se aprovecharon, porque después hasta grandotes recurrían a mí para que los ayudara con las tareas, por lo que me tuve que poner pesado –más pesado- y decirles “ahí está la enciclopedia, busquen ustedes las respuestas” (igual los guiaba y estaba atento, pero ya era hora que aprendieran a manejarse solos en los deberes).
Pero no todo era el colegio y estudios, también hemos compartido muchas salidas al cine, al teatro, a comer... Tuve la suerte de disfrutar de una bonita infancia, en la cual gocé de muchas oportunidades, por lo que quería lo mismo para ellos.
Por eso, cuando mi hermana pasó a media y no quedó en un buen liceo (no es una lumbrera, pero por floja, no porque le falten neuronas) opté por asumir el pago de un buen colegio. Porque en eso soy de la antigua escuela: después del cariño, una buena educación es lo más importante que uno le puede entregar a un hijo, o hermano en este caso.
Además, quería que ella se formara en un buen ambiente, porque esas cosas influyen en el desarrollo como persona.
Lamentablemente la Pao salió media rebelde y llevada de sus ideas. Y ahora que está en la adolescencia vive en peleas con señora madre, “que no la entienden, que no la quieren...” En el fondo es una forma de llamar la atención, de comprobar que efectivamente es querida.
Ahí yo tengo una ventaja respecto a sus papás, porque ellos representan la autoridad contra la cual hay que rebelarse, especialmente señora madre (que ya no tiene la misma paciencia de antes), mientras que yo soy una autoridad más cercana y conciliadora. Me preocupo de escucharla, de ponerme contento cuando cuenta que obtuvo una buena nota (aunque sé que hay otras dos que no ha dicho y que no son tan buenas), de molestarla y consentirla como lo hacen los hermanos mayores, para que sienta que es la regalona. Pero también aprovecho de aconsejarla y conversar con ella para que vaya madurando poco a poco.
Con el Mario las cosas son más fáciles. A pesar que es bueno para reclamar garabatero como él solo, es más centrado y se da cuenta de las cosas.
Y si bien nuestros diálogos muchas veces son:
-Córtate el pelo.
-No.
-Córtate el pelo.
-No.
-Súbete el pantalón, que lo traes a medio cachete.
-Ya, pero deja de weviarme.
-Ok... Córtate el pelo.
El sabe que es parte de un juego de tira y afloja, en el cual por una parte tratamos que comprenda que en la sociedad se va enfrentar a ciertas normas y que es bueno que las conozca, pero siempre respetando su individualidad (nunca lo hemos obligado a hacer algo que no quiere... aunque con él siempre se puede negociar, jeje).
De hecho, mi hermano es bien parado en la hilacha y no le gusta que lo pasen a llevar, lo que le ha traído algunos problemas en el colegio. Señora madre le dice que no tiene que ser así, pero yo le doy un disimulado y a veces no tan disimulado apoyo. Porque me gusta que tenga una personalidad fuerte, dejándole en claro eso sí que el límite es nunca faltarle el respeto a otra persona (yo siempre fui callado y de personalidad más bien insegura, por lo que no quería ellos fueran de esa forma).
En todo caso, siempre he tenido presente que soy el hermano mayor, pero no el padre, y por lo tanto puedo intervenir hasta cierto punto, pero hay decisiones que no me corresponden.
Por supuesto, también he metido la pata, siendo pesado sin querer o no tomándolos en serio cuando hablaban de cosas que para ellos eran importantes. Sin embargo, tenemos una relación de gran confianza y cariño.
Ellos saben que me pueden agarrar pal weveo sin problemas, de hecho se ríen en mi cara de la ropa que uso y de mi forma de ser tan “anticuada” y formal; nos molestamos y jugamos como cabros chicos; nos robamos los dulces o estamos todos juntos viendo TV tirados en una cama. Pero también ese cariño se manifiesta en un respeto –que tiene que ser mutuo- y en saber que si necesitan algo pueden recurrir a mí.
Para ser sincero, cuando eran más chicos mi sueño era ver a mi hermana trasformada en una jovencita de blusa y falda escocesa tableada y a mi hermano como todo un caballerito bien educado (sí, soy medio opus en ese aspecto).
La realidad hoy en día es muy distinta, pero eso es irrelevante. Lo que de verdad importa es que son cabros de buenos sentimientos. Y si bien todavía me duele que no hayan salido buenos lectores, los miro y me siento contento y orgulloso que sean mis hermanos.
Me da lo mismo que no sean esos modelitos perfectos, porque los quiero como son. Espero que en su momento, ellos puedan decir lo mismo de mí.
11 Comments:
:-)
Slds
Que grato fue leer lo que sientes frente a tu familia. Yo solo tengo una hermana y esta a punto de irse a trabajar fuera del pais, la verdad son sentimientos encontrados por el qeu se vaya, pero tb por lo que le espera. Con mi hermana tenemos una relacion muy buena, muchos nos dicen si somos gemelos por la forma de comportarnos y lo complices que somos, en verdad la quiero mucho.
No importa que tan bueno o malos somos pal estudio, o si no estamos en el formato qeu alguna vez soñaron para uno ( recuerda que tampoco pensaron que seriamos gay), solo tenemos que querernos.
un abrazo grandote
javier
Gran post.
Te felicito por la familia que has ayudado a construir y ayudas a mantener.
Gran persona, don Remus.
"Jovencito":
Dificil ha de ser el "hermano mayor".
Aunque por lo que leo ha cumplido bien su papel.
Felicitaciones pues!!
Q bonita relación con tus hermanos, pero la verdad no es muy grato tener más padres o madres q los q uno tiene. Mi hermana, a pesar de tener 6 años más no más, era como mi 2da madre y a veces me lateaba porq era como mucho q huevearan dos mamás, con una bastaba. Pero q correcto parece ser Mr Remus! no te conozco, pero te imagino con camisas a cuadros metidas en los pantalones con pinzas, o no? Igual no puedes pretender q tus hermanos sean como tu, si estamos en el 2006!! haha.
Bonito post.
Alter (uno de los dulzones, jojo)
Yo era peor con mis hermanos. Existia mas diferencia de edad, ademas era enferma de regalona y consentida por loq ue practicamente hacia lo que queria.
Carinos
c5e98fs
Que bello post!!! felcidades por tan hermosa familia...
Nosotros somos 2 hermanos y cero relacion fraternal entre nosotros, nunca conversamos, nunca saliamos juntos, tampoco jugar y esas cosas y eso que solo nos separan 3 años... En fin, me acostumbre a eso.. ademas que somos tan distintos en todo sentido
Abrazos
Doso
Lo que me ha trasmitido el leerte es que eres un excelente hermano y claro tambien hijo ....
Te Felicito
Nada que ver...
pero aveces no te da lata ser tan buen hermano o tan buen hijo?
es que me veo reflejado no más...
nada más que eso.
Slds
weoooooooooooooooooon
te amé..
Oh Lastarria tus grutas?? rutas? sagradas...
Recorremos con fin al futurooo
tú nos daaaaaaaaaas....
Ideales nos hace creceeeeeeeeeeeeer
Alma plenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
lloré a moco tendido...
Eres my nwe best friend...¡¡¡
ele rre íiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Remus:
No sabes cuán identificado me sentí en la colaboración en las tareas de los hermanos. Les dije exactamente lo mismo, ahí está la enciclopedia, y eso me valió ser tachado de mal hermano.
Un abrazo.
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