Expandiendo el vocabulario
Cuando me enteré que la palabra “pico” se empleaba como sinónimo de pene tenía diez años, lo recuerdo bien porque la explicación vino como consecuencia de un pequeño escándalo familiar.
Pero primero debo precisar que en mi familia nunca se hablaba con garabatos, ni siquiera con palabras consideradas de mal gusto. O sea, lo más fuerte que se decía era “popó” o “cacú”. Muy distinto a como es la situación ahora, en que mi hermano menor no tiene nada que envidiarle al más soez de los feriantes, con todo el respeto que me merece esa sacrificada actividad.
Aclarado ese punto, retomo la historia. Estaba disfrutando mis vacaciones de verano en compañía de mis mejores amigos de infancia: una pareja de hermanos, ella de 14 años y él de 12, educados niños de una familia incluso más formal que la mía. Medio alemanotes ellos.
Como es típico en las vacaciones, solíamos jugar con otros vecinos del sector, bastante más avispados que nosotros.
Ocurrió que una de estas amistades nos contó un chiste que, para ser sincero, no lo entendimos mucho, pero igual lo debimos encontrar simpático, porque todos nos reímos.
El hecho no habría pasado a mayores de no ser porque mi amiga lo repitió durante el almuerzo familiar del sábado, cuando estaban presentes todos nuestros padres y otros familiares mayores.
¿Cuál era el chiste? La mayoría lo debe conocer; es como una especie de relato en que la persona que lo cuenta dice algo así:
“Iba en la micro (bus, carro) sentado al lado de una señora cargada de bolsas. Ella se bajó, y me doy cuenta que se le quedó un paquete, y lo abro...”
En este punto el que cuenta el chiste hace una pausa dramática, esperando que alguien pise el palito. Así lo repitió mi amiga cuando estábamos todos en la mesa, con tal mala suerte que justo la curiosa resultó ser su tía cincuentona y solterona.
“¿Y qué había en el paquete?” preguntó.
Y mi amiga con toda su alegre inocencia le responde:
“¡Un pedazo de pico pa’ los preguntones!”
Por una fracción de segundo nosotros tres alcanzamos a esbozar una sonrisa, antes que estallara el reto. Porque la mamá de mi amiga se puso furiosa, la subió y la bajó, por rota, mal educada, porque cómo se le ocurriría a una señorita decir eso... y yo mirando sin entender nada.
El aire se cortaba con cuchillo de lo tenso que quedó el ambiente. Mi amiga -que había actuado sin malicia alguna- encerrada en su pieza castigada y llorando; sus papás, con cara de dos metros y despotricando contra el chiquillo que nos había enseñado esa cochinada; y el resto, tratando de pasar lo más desapercibido posible.
Después de un rato mi señora madre me llevó aparte y toda cohibida me explicó que “pico” era una forma grosera de decirle a la “pirula” (porque mi mamá JAMAS hubiera osado en esos años decir pene), al tiempo que me pedía que nunca repitiera esa palabra.
Para los que me conocen, en ese momento debo haber puesto toda mi cara mezcla de sorpresa y no entender nada. Porque para ser sincero, la primera vez que escuché el chiste, yo me imaginé clarito dentro de la caja algo como un pico de gallina o citando a la RAE, la “parte saliente de la cabeza de las aves, compuesta de dos piezas córneas, una superior y otra inferior, que terminan generalmente en punta y les sirven para tomar el alimento”.
Claro, yo en mis ingenuos 10 años me había explicado inicialmente el chiste haciendo la asociación preguntón-hocicón-pico de pájaro. Andaba un poquito perdido.
El hecho es que después que me aclararon la película, quedé aún más confundido respecto a cuál era la gracia del chiste.
Pero primero debo precisar que en mi familia nunca se hablaba con garabatos, ni siquiera con palabras consideradas de mal gusto. O sea, lo más fuerte que se decía era “popó” o “cacú”. Muy distinto a como es la situación ahora, en que mi hermano menor no tiene nada que envidiarle al más soez de los feriantes, con todo el respeto que me merece esa sacrificada actividad.
Aclarado ese punto, retomo la historia. Estaba disfrutando mis vacaciones de verano en compañía de mis mejores amigos de infancia: una pareja de hermanos, ella de 14 años y él de 12, educados niños de una familia incluso más formal que la mía. Medio alemanotes ellos.
Como es típico en las vacaciones, solíamos jugar con otros vecinos del sector, bastante más avispados que nosotros.
Ocurrió que una de estas amistades nos contó un chiste que, para ser sincero, no lo entendimos mucho, pero igual lo debimos encontrar simpático, porque todos nos reímos.
El hecho no habría pasado a mayores de no ser porque mi amiga lo repitió durante el almuerzo familiar del sábado, cuando estaban presentes todos nuestros padres y otros familiares mayores.
¿Cuál era el chiste? La mayoría lo debe conocer; es como una especie de relato en que la persona que lo cuenta dice algo así:
“Iba en la micro (bus, carro) sentado al lado de una señora cargada de bolsas. Ella se bajó, y me doy cuenta que se le quedó un paquete, y lo abro...”
En este punto el que cuenta el chiste hace una pausa dramática, esperando que alguien pise el palito. Así lo repitió mi amiga cuando estábamos todos en la mesa, con tal mala suerte que justo la curiosa resultó ser su tía cincuentona y solterona.
“¿Y qué había en el paquete?” preguntó.
Y mi amiga con toda su alegre inocencia le responde:
“¡Un pedazo de pico pa’ los preguntones!”
Por una fracción de segundo nosotros tres alcanzamos a esbozar una sonrisa, antes que estallara el reto. Porque la mamá de mi amiga se puso furiosa, la subió y la bajó, por rota, mal educada, porque cómo se le ocurriría a una señorita decir eso... y yo mirando sin entender nada.
El aire se cortaba con cuchillo de lo tenso que quedó el ambiente. Mi amiga -que había actuado sin malicia alguna- encerrada en su pieza castigada y llorando; sus papás, con cara de dos metros y despotricando contra el chiquillo que nos había enseñado esa cochinada; y el resto, tratando de pasar lo más desapercibido posible.
Después de un rato mi señora madre me llevó aparte y toda cohibida me explicó que “pico” era una forma grosera de decirle a la “pirula” (porque mi mamá JAMAS hubiera osado en esos años decir pene), al tiempo que me pedía que nunca repitiera esa palabra.
Para los que me conocen, en ese momento debo haber puesto toda mi cara mezcla de sorpresa y no entender nada. Porque para ser sincero, la primera vez que escuché el chiste, yo me imaginé clarito dentro de la caja algo como un pico de gallina o citando a la RAE, la “parte saliente de la cabeza de las aves, compuesta de dos piezas córneas, una superior y otra inferior, que terminan generalmente en punta y les sirven para tomar el alimento”.
Claro, yo en mis ingenuos 10 años me había explicado inicialmente el chiste haciendo la asociación preguntón-hocicón-pico de pájaro. Andaba un poquito perdido.
El hecho es que después que me aclararon la película, quedé aún más confundido respecto a cuál era la gracia del chiste.
13 Comments:
WAJAJA
y estas cavilaciones lingüísticas vienen a pico de qué?
perdón, a piTo de qué?
Mi estimado... no me cuesta en lo absoluto creerte tu confusión humorística. (recordar el empleo de la palabra conferencia)
Un abrazote
Con esa escenita, obvio que no se te olvidaría nunca el día en que conociste el pico. Je!
Slds.
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
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Y no te sabís el de "cuántos deditos tengo aquí...?"
Ese yo lo conté con abuelos, tíos y primos... deben haber puesto una carita más menos como la tuya con la conferencia, pero felizmente no eran tan... ehm... cómo decirlo... "cartuchos"? Bueno, eso, así que las carcajadas, te las encargo!!
Lamento que en su caso, don Remus, la experiencia haya sido tan frustrante... pero entiendo que a estas alturas la relación con el susodicho se ha recompuesto bastante, no? ;)
Saludos,
GP
P.D. Si no te sabís el de los deditos, te puedo enviar el código SENSE
Yo no me sé el de los deditos!
Claro, si uno se imagina el final del chiste, es bien desagradable y gore.
Veo que no le hiciste caso a tu madre, y que a estas alturas has dicho la plabra pico unas 450 mil millones de veces...
Muy divertido.
JUL.
Pico para todas......igual gueno el shiste....
esop
yo tampoco me se el de los deditos, bueno yo creo que la mayoria de nosotros conoció el pico de manera diferente..
Remus eres muy especial!! (en serio)
abrazos
"Pico con peluca!!!!" dice una amiga muy querida, y se me pegó la weaita.
Saludos.
Preguntaba una despistada amiga gringa de mi abuela en época de elecciones si Mr. Pico iba a ganar porque era lejos el nombre que más se veía pintado en las murallas... Con ese chiste a mi me explicaron que el pico era lo mismo que la pichula (Uff... que fea esa palabra,pichula, Remus, ¡seguro que no la usabas !)
Estimado Huracán, cuando chico me daba vergüenza hasta decir pirula. Con eso te digo todo.
Ahora entiendo muchas cosas, incluyendo la dichosa conferencia
;)
Yo era igual de santurrón.. hasta como los 13-14 años nunca había dicho un garabato.. claro que rápido las cosas empezaron a cambiar..
saludos
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