miércoles, diciembre 28, 2005

Esperando la cigüeña

Una de mis mejores amigas me envió hoy un mail contándome que va a ser mamá. Fue tanta mi alegría, que si bien no soy una persona muy efusiva, mi reacción inmediata fue llamarla y casi gritarle mis felicitaciones.
Estaba feliz por ella, porque sabía lo mucho que deseaba quedar embarazada, y porque ya el año pasado enfrentó una situación triste. De hecho, recién se atrevió a darle las buenas nuevas a su familia, no obstante lo avanzada de la gestación, en la cena de Navidad. Menudo regalo ¿no?

Sin embargo, este hecho me ha motivado algunas reflexiones sobre el futuro.

Prácticamente todos mis mejores amigos –mi círculo de hierro- ya están casados, pero hasta ahora ninguno había hecho encargos a la cigüeña. Es un grupo pequeño, que nos conocimos en el primer año de universidad y que desde entonces hemos mantenido una sólida e ininterrumpida hermandad. A dos de ellos los vimos enamorarse, crecer como pareja y tras un largo pololeo, formar una lindo hogar, de esos que uno está seguro que va a durar toda la vida; otras dos amigas sumaron nuevos integrantes a este selecto club, con sus respectivos matrimonios; otro amigo emigró a tierras lejanas siguiendo el amor; y yo, bueno, aquí me tienen, tratando de encausar mi vida después del vuelco que significó asumir mi condición de gay.

Durante todos estos años, ellos han sido mi apoyo. Hemos reído y llorado juntos; hemos viajado; hemos compartido sesudas conversas sobre monitos animados hasta altas horas de la madrugada. Nos sabemos nuestras mañas y nuestros gustos.

Sin embargo, con el tiempo nuestras juntas se han hecho menos frecuentes. El trabajo, los compromisos familiares, todo ha incidido en que ya no exista la misma libertad de acción de antes.

Y la llegada de los niños, quiéralo uno o no, va a acrecentar eso.

Además, es un mundo que yo no voy a compartir con ellos. Cuando nos juntemos van a surgir temas nuevos; los logros de sus hijos; las dificultades para conseguir colegios; las nanas... temas que hasta ahora habían estado excluidos de nuestras reuniones, pero que en el futuro van a tomar protagonismo, y en los cuales yo voy a ser en cierta medida un advenedizo, un intruso.

Todo esto constituye una preocupación un poco exagerada y egoísta de mi parte, lo sé; pero cuando yo quiero a una persona –y a estos amigos los quiero tanto como a mi familia- no puedo evitar ser un poquito posesivo y aprensivo. No lo demuestro, pero lo siento.

En todo caso, no se mal entienda, este pequeño afán egoísta mío no se compara con la alegría que me provoca verlos cumplir sus sueños. Y por cierto, tengo la certeza que ellos siempre van a estar prestos a integrarme.

¿Y qué pasa con la opción de paternidad para mí? Uff, ése es un tema que merece un post aparte.

5 Comments:

Blogger el doc said...

Es cierto lo que dice Ixiano, bueno, no se de eso de ser papá a la antigua :p, pero si en el hecho de que el ser tío lo acera a uno a la paternidad. Después de todo, uno se puede transformar en el super tío al que los sobrinos siempre esperan con ansias.

No es lo mismo que ser padre, es cierto, y la paternidad si bien no es tan imposible, tampoco es lo más frecuente en nuestro medio, pero algo es algo, no?

slds

12:22 a. m.  
Blogger dixleso said...

esta navidad recibí una tarjeta por email de una amiga en argentina, al mirarla por segunda vez me dieron ganas de llorar (de emoción), era un fondo negro con una estrella y raíces dibujadas en blanco, el árbol era la ecografía del primer hijo que espera.
Cuando le comenté de la tarjeta a un amigo en común, hétero por cierto y que desconoce mi homosexualidad (supongo), me dice, pero es obvio y esperable, es el ciclo natural de la vida, hace cuánto que está casada, un año y medio?... no sé por qué, pero fue tan fuerte su comentario, lo sentí (aún sabiendo que no era la intención) agresivo hacia mí. Uno acaso no está sujeto a ese tipo de "evolución"? uno está simplemente? permanece? se queda pegado?

1:55 a. m.  
Blogger Juano said...

Yo tengo 4 sobrinos, en realida más, pero son 4 los cercanos, y con ellos soy el tio choro y cercano... hay uno que ya entró en la edad del pavo y veremos como me va ahí.

El tema de los hijo sse liga al tema de la trascendencia, a como dejas un legado en este mundo, como contribuyes a formar un mundo mejor, con los valores que consideras importantes... y desde ese punto de vista los hijops no son la unica opción.

Con respecto a los ciclos de vida que nos distancian siento que hay que asumirlo como es no más, no podemos pretender otra cosa, hay que tener la certeza de que el cariño permanece y que sólo cambi ala dinámica, y los compañeros de camino.

El asumirse implica tambien asumir la dinámica de vida que tendrás, y que no significa en ningun caso ser el viejo verde alolado en discotecas acompañado de jovencitos... puaj!... se entiende?

Si no.. mándame un mail no más

Slds

9:31 a. m.  
Blogger Voikot said...

En primer lugar, si son tus amigos, amigos de la vida siempre van a haber cosas que puedas compartir independiente si son temas en los no te manejas y el alejamiento es natural, es la vida, con todos pasa incluso con los matrimonios.

El tema de los hijos para mi no es tema, como decía J. es un tema relacionado con la trascendencia que a mi no me interesa, no necesito dejar mi legado materializado en una personita, si algo se va a recordar de mi o si algo tengo que construir va a ser ahora y por mi.

3:03 p. m.  
Blogger LaRomané said...

Los hijos para mi son un anhelo no materializado. Quizàs llegeuen, quizàs no. Sòlo Dios sabe.
Como opiniòn meramente personal, no soy de la idea que los gay tengan hijos biologicos... lo encuentro un tema demasiado extenso para un comment, tiene demasiadas aristas. No tengo incovenientes en discutirlo personalmente. Todo tiene pro y contras, y este tema no escapa a eso.

xx0x0x0x
LaRomanè

10:05 p. m.  

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