Andar bajoneado
Como todo el mundo, a veces me bajoneo y veo todo gris, son los típicos periodos en los que me pongo a pensar por qué las cosas son de tal modo, por qué mi vida no pudo ser de otra manera. De hecho, hace dos años pasé por una etapa de desmotivación fuerte. No estoy hablando de un estado depresivo, sino más bien de una sensación de desánimo, de empantanamiento.
Sin embargo, si soy objetivo, no tengo reales argumentos para sentirme así. Por el contrario.
Tal vez no se han cumplido del todo los sueños que tenía en mi infancia, de vivir en una gran casa con una familia perfecta; o ser un profesional exitoso radicado en París u otras fantasías por el estilo. Sin embargo, tengo una familia y amigos que me quieren; un buen trabajo que me permite vivir con relativa comodidad, sin lujos, pero permitiéndome ciertos gustos; he podido viajar y conocer otros países; disfruto de buena salud...
Mirando hacia atrás, tampoco puedo lamentar lo que ha sido mi vida. Nunca me faltó ni comida ni afecto; siempre fui regaloneado (quizá en exceso); estudié en buenos colegios e ingresé a una universidad tradicional y ni siquiera tuve que pagar mi carrera; jamás me ha faltado trabajo... En el plano amoroso, bueno, la cosa ahí sí anda medio coja :)
Y sin embargo, igual a veces me quedo mirando un punto lejano, mientras chapoteo en autocompasión.
Por supuesto, cuando mi familia u otras personas me señalan que no tengo motivos para quejarme, me da más rabia; qué saben ellos, me digo, y mentalmente los mando a la punta del cerro. Porque a fin de cuentas uno tiene todo el derecho a andar con la cara larga.
Pero estoy consciente que muchas veces caer en eso es la salida más fácil (siempre que no haya detrás un problema sicológico, obvio), y sirve de excusa para no tomar decisiones que rompan esa inercia.
Cuando leo en los blogs confesiones de personas que de verdad han enfrentado o enfrentan situaciones difíciles, pero son capaces de salir adelante, pues, no puedo evitar sentirme un weon cómodo.
Ok, tampoco pretendo restarme méritos. Yo también he tenido mi cuota de dificultades en la vida, y cuando he tenido que enfrentar esos imprevistos (principalmente por responsabilidades familiares), no dramatizo el tema frente a los demás, me los echo al hombro y seguimos avanzando.
Sin embargo hacer eso es más fácil cuando uno cuenta con apoyos básicos: como son tener salud, y sobre todo, contar con el amor de tu familia. Porque cuando en un hogar se siente que hay cariño, las personas que ahí se forman pueden salir con muchos defectos, pero lo más probable es que trasmitan buenos sentimientos (aunque también se manden sus embarradas).
Por el contrario, experimentar la carencia de afecto familiar, y aun así luchar por ser feliz, sin andar por el mundo desparramando amargura o cayendo en la apatía, me parece que tiene mayor mérito.
En fin, a veces me bajoneo, a veces veo todo gris; es parte de nuestra naturaleza humana. Sé que experimentar eso es normal, pero que también debo poner más de mi parte para arreglar algunas cosas. Asimismo, estoy consciente que he tenido la fortuna de gozar de una vida en muchos aspectos privilegiada, y nunca debo olvidar eso.
Sin embargo, si soy objetivo, no tengo reales argumentos para sentirme así. Por el contrario.
Tal vez no se han cumplido del todo los sueños que tenía en mi infancia, de vivir en una gran casa con una familia perfecta; o ser un profesional exitoso radicado en París u otras fantasías por el estilo. Sin embargo, tengo una familia y amigos que me quieren; un buen trabajo que me permite vivir con relativa comodidad, sin lujos, pero permitiéndome ciertos gustos; he podido viajar y conocer otros países; disfruto de buena salud...
Mirando hacia atrás, tampoco puedo lamentar lo que ha sido mi vida. Nunca me faltó ni comida ni afecto; siempre fui regaloneado (quizá en exceso); estudié en buenos colegios e ingresé a una universidad tradicional y ni siquiera tuve que pagar mi carrera; jamás me ha faltado trabajo... En el plano amoroso, bueno, la cosa ahí sí anda medio coja :)
Y sin embargo, igual a veces me quedo mirando un punto lejano, mientras chapoteo en autocompasión.
Por supuesto, cuando mi familia u otras personas me señalan que no tengo motivos para quejarme, me da más rabia; qué saben ellos, me digo, y mentalmente los mando a la punta del cerro. Porque a fin de cuentas uno tiene todo el derecho a andar con la cara larga.
Pero estoy consciente que muchas veces caer en eso es la salida más fácil (siempre que no haya detrás un problema sicológico, obvio), y sirve de excusa para no tomar decisiones que rompan esa inercia.
Cuando leo en los blogs confesiones de personas que de verdad han enfrentado o enfrentan situaciones difíciles, pero son capaces de salir adelante, pues, no puedo evitar sentirme un weon cómodo.
Ok, tampoco pretendo restarme méritos. Yo también he tenido mi cuota de dificultades en la vida, y cuando he tenido que enfrentar esos imprevistos (principalmente por responsabilidades familiares), no dramatizo el tema frente a los demás, me los echo al hombro y seguimos avanzando.
Sin embargo hacer eso es más fácil cuando uno cuenta con apoyos básicos: como son tener salud, y sobre todo, contar con el amor de tu familia. Porque cuando en un hogar se siente que hay cariño, las personas que ahí se forman pueden salir con muchos defectos, pero lo más probable es que trasmitan buenos sentimientos (aunque también se manden sus embarradas).
Por el contrario, experimentar la carencia de afecto familiar, y aun así luchar por ser feliz, sin andar por el mundo desparramando amargura o cayendo en la apatía, me parece que tiene mayor mérito.
En fin, a veces me bajoneo, a veces veo todo gris; es parte de nuestra naturaleza humana. Sé que experimentar eso es normal, pero que también debo poner más de mi parte para arreglar algunas cosas. Asimismo, estoy consciente que he tenido la fortuna de gozar de una vida en muchos aspectos privilegiada, y nunca debo olvidar eso.
7 Comments:
sabes creo que todos pasamos por momentos de autocompasión, es normal, es justo y es necesario...
Lo importante, mi amigo, es que uno sea lo suficientemente perpicaz para agradecer lo que tiene y no lamentarse por lo que carece...
PD: Gracias por tu post en mi Blog...Yo vivia en Calle Bulnes, con Alameda...frente a República
Salu2
Don Remus: Paseaba por estos lares y me encuentro con la sorpresa que su caracho arrastra por los rincones....Ayyyyy Señor!!!!.....Que le pasa mijito que anda tan bajoneado?....Acaso la vida lo ha tratado tan mal que vale la pena lamentarse de esa forma?..A verrr, cuenteme su pena.....
jaja, no Prince, no se preocupe. No tengo ningún motivo para andar con el caracho largo estos días, todo lo contrario.
El post fue simplemente una reflexión a temporal.
En todo caso, gracias por la preocupación.
Saludos
¿¡Qué!? ¿Fue un garabato eso que vi?
:O
jajajajajaja
me alegro que haya sido sólo una reflexión
todos tenemos esos días, si yo no los tuviera, te juro que creería que me vuelto en la reencarnación de la katty barriga...jejeje...onda pienso potivido todo el día, twenty four seven....no way...
Remus, a mi me pasa al menos al mes, es como si me bajara la regla. Lo bueno es pensar que por más bien que uno pueda estar en la vida (así, en terminos "generales") la gracia es jugársela a concho por hacerla mejor.
Abrazo,
JUL.
alguien lo dijo, es bueno tener estos momentos. es como en las pelis gringas cuando es año nuevo y típico que hacen un recuerdo del año que pasó y las cosas que deben proponerse para el que viene.
bear hug,
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