jueves, marzo 22, 2007

Ríe cuando todos estén tristes…

En uno de esos momentos en la oficina en que hago como que trabajo, pero en realidad no trabajo, me puse a leer una noticia de Emol sobre las distintas alternativas que han surgido para burlarse del Transantiago. En eso estaba cuando llegué al sitio www.polerasjugosas.tk, y no pude contener la risa ante algunos modelos.
Obviamente mis compañeros de oficina cacharon altiro que andaba sacando la vuelta; me reprendieron por mi falta de profesionalismo y me acusaron con gran jefe… Naaah, esto es Chilito, se pusieron a mirar también el sitio y a reírse de buena gana.

En eso surgió como tema de conversación que los chilenos solemos tener esa característica de burlarnos incluso de las desgracias (no digo que el Transantiago sea una desgracia, pero concordemos en que tampoco ha cumplido su promesa de mejorar la calidad de vida de los capitalinos).

Terremotos, inundaciones, enfermedades, muertes… todo es motivo de algún comentario irreverente y chistoso. “Algo que no ocurre en otros países”, acotó un colega, para dar cuenta de su formación cosmopolita.

No sé si esto último será tan verdadero, pero que a los chilenos nos gusta reírnos de las desgracias, eso sí que sí.

Y en eso los obreros de la construcción sacan doctorado. El otro día, mientras me salían raíces esperando que llegara mi flamante troncal (buses que hacen recorridos principales, valga la aclaración para los mal pensados), tenía cerca un grupo de obreros que echaba cada talla… Alvaro Salas quedaba como alpargata vieja a lado de sus ocurrencias. Yo tenía que mirar pal lado y morderme la lengua pa no soltar la carcajada.

Uta los weones cómicos.

Me encantaría reproducir acá algunos de sus comentarios, pero debo ser sincero: tengo cero gracia pa contar chistes o relatar situaciones jocosas. Soy más fome que… que… hmmm. Ejem, digamos que carezco de esa chispa.

Por ejemplo, cuando me trato de hacer el chistoso en casa y me da por imitar el léxico flaitongo; ashi como que le pongo color y shi guah, y digo tolompas y las tillas; mis pulentozos brother and sister –reggaeton adictos- me quedan mirando con cara de “pobre weón” y “dai pena”, para luego más diplomáticamente lanzarme un “ehhhh, no; no te resulta”.

En fin, ya asumí que eso no es lo mío, pero igual me encanta reírme con esas muestras de ingenio que tienen muchos chilenos a la hora de verle el lado cómico a las adversidades (uta que me salió seriota esta última línea).


Y para amenizar la lectura, aquí van algunos chistecitos de nuestro querido Transantiago, copiados del sitio Transhumor.