No sé si es por formación, timidez o bien cierta atrofia en materia de sociabilidad, pero definitivamente hay códigos de la conversa en persona que yo no manejo o los hago con torpeza. Eso siempre me ha hecho parecer un tanto seriote y malo para interactuar. Por ejemplo, me suele ocurrir en conversaciones con amigos o conocidos que de repente alguien lanza algún comentario que me descoloca, y yo en vez de reaccionar con naturalidad me quedo en silencio, con cara de extrañeza, analizando las implicancias de lo dicho. Así permanezco hasta que la persona en cuestión atina a decirme “tranquilo, es broma”, ante lo cual esbozo una sonrisa nerviosa, que mezcla cierta vergüenza y alivio.
El problema es que como soy medio perseguido y cerebral, me recrimino ese error y más tenso me pongo.
Además, tampoco me es fácil iniciar conversas de la nada con alguien que recién conozco, lo cual más de una vez me ha generado embarazosos momentos de mutismo, apenas interrumpidos por un par de frases como para salir del paso, del tipo diálogo con taxista.
La verdad es que me cuesta un poco (un poco harto) relajarme en las relaciones cara a cara, supongo que influye el hecho que me críe más bien rodeado de gente mayor –fui hijo único hasta los 15 años- y en un ambiente muy formal, donde la pauta de conducta era no interrumpir a los adultos, decir cosas inteligentes y hablar correctamente.
Por eso casi siempre estoy cuidando lo que digo, tratando de analizar la reacción generada en el otro, y esforzándome por tratar de “parecer” natural en lugar de simplemente serlo.
Por supuesto, no soy así con todo el mundo. Con mis familiares y amigos más cercanos me da lo mismo meter la pata, soy capaz de hablar hasta por los codos y si me dan cuerda también me pongo disharashero (pero siempre guardando la compostura, of course).
Pero para acceder a ese Remus se necesita tiempo.
Igual me da lata que otra gente que no me conoce más en confianza se lleve la impresión que soy pesado y/o distante. Simplemente conversar no es mi fuerte, y puedo asegurar que yo soy el que más lo lamenta
Afortunadamente esta situación ha ido cambiando un poco. Lo cual pasa por aceptarme así y no estresarme con ello; reírme de mis torpezas y limitaciones, y no darles más importancia que las que merecen.
Sin embargo, modificar algo tan arraigado es un proceso gradual, así que a quienes les ha tocado -la suerte, debo agregar- de conocer en persona a este humilde servidor, les pido que tengan un poquito de paciencia, si tan tan seriote y callado no soy.