jueves, junio 30, 2005

Paren al mundo, me quiero bajar

Se fue la primera mitad de 2005 ¿Cómo pasó? ¿En qué momento? Si juraría que fue ayer nada más cuando estaba celebrando Navidad. ¿No se supone que los primeros seis meses son los más lentos?
Igual es cierto que ese período lo tuve bastante sobrecargado de trabajo y que mi sentido del tiempo giró en función de cumplir ciertas metas. Pero asumámoslo, si el año fuera una montaña rusa, los meses que vienen por delante corresponden al trayecto cuesta abajo.

El punto, es que en este período también se me vienen encima los 32 años y la celeridad con lo que eso ha ocurrido me preocupa.

Se supone que los ’20 son los años en que todavía te puedes permitir ser irresponsable, asumir riesgos, equivocarte y volver a enmendar el camino; pero en los ’30 ya hay que empezar a sentar cabeza, siguen existiendo oportunidades, pero ya no son las mismas, las responsabilidades son mayores, etc. En resumen, hay que empezar a consolidar los distintos aspectos de tu vida, y yo todavía tengo muchas asignaturas pendientes.
Quizá lo que me descoloca es que no siempre fue así, al contrario: salí del colegio a los 17 años; entré de inmediato a la carrera que supuestamente quería y en la universidad que quería; aprobé todos los ramos y desde los 23 estoy trabajando en forma ininterrumpida. Hasta ahí todo bien.
P
ero luego creo que me quedé estancado; asumí responsabilidades familiares que en rigor no me correspondían pero que sentí –y siento- era lo correcto de hacer. Eso significó postergar otros anhelos. Tampoco me autoengaño: esa situación ha sido una buena excusa para no correr riesgos.
A veces, si la vida marcha relativamente bien, es más cómodo quedarse donde uno está. Total, uno siempre piensa que más adelante habrá tiempo. Error.
El tiempo no te espera, sigue su curso y acelerando el paso.

Y para mí es como si hoy fuera por una autopista, cada vez más rápido; y si antes no estaba seguro de que ésa era la salida adecuada que debía tomar, ahora ya casi no me atrevo a desviar el vehículo. Si no reacciono a tiempo voy a terminar en un destino muy alejado de mi meta original.
"Paren al mundo, me quiero bajar”, exigía Mafalda; yo sólo pido que vaya más lento. Lamentablemente, eso no es posible.

martes, junio 28, 2005

Y tú ¿qué haces?

Un estudio dado a conocer hoy pretende mostrar el perfil del chileno actual y sus hábitos, especialmente en materia de entretención y uso del tiempo libre. La verdad es que los resultados que arrojó el sondeo no deberían sorprender a nadie: las respuestas confirman que ver TV es el pasatiempo favorito de la mayoría de las personas, seguido de escuchar música. Por el contrario, la lectura y las idas al teatro, museos u otros eventos culturales (conciertos, ópera, etc.), son las actividades menos practicadas.
En vista que yo no fui uno de los 1.500 entrevistados ¿me siento reflejado por esta muestra?
Tengo que responder que sí.
Definitivamente ver TV consume buena parte de mis horas libres. Y si bien los programas que más me gustan son los del cable (mis favoritos son Changing rooms, Lost y desde hace unas semanas Dr. House), para efectos prácticos, la consideración es la misma.
Sin embargo, su primacía está siendo cada vez más amenazada por las horas de conexión a Internet, ya sea para buscar información, bajar música y, ejem, escribir en mi nuevo blog; eso, entre otras actividades menos edificantes.
Respecto a la música, está siempre presente, especialmente clásica, bandas sonoras, de los ‘60-70, algunos grupos ingleses, o a través de las voces de Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o Nina Simone.
En lo que definitivamente creo estar sobre la media, es en lectura. Me gusta ir a las librerías y darme el tiempo de seleccionar las obras que me interesan, especialmente novelas. Trato de leer de todo y en forma variada, pero tengo predilección por los escritores rusos y los cuentistas argentinos. No obstante, todavía me siento deficitario en esta materia.
¿Visitas al teatro? Hmmm, este año he ido dos veces, pero corresponden a saldo pendiente del año anterior, ya que ambas fueron obras de 2004 vistas en las reposiciones de verano (Beckett y Godot y Psicosis 4:48, buenísimas). Eso sí, por estos días no quiero dejar pasar Copenhague ($7.000 la entrada ¡auch!) y La Tempestad.
En cuanto a asistencia a exposiciones y museos: punto en contra. Tras la “acción de arte” de la cual fue víctima la muestra de Rodin, juré que no dejaría pasar más tiempo para ir al Bellas Artes; espero que mi palabra empeñada todavía valga algo.
Al Teatro Municipal hace como dos años que no voy. Antes solía armar panorama con una amiga para ir a los conciertos, a algún ballet, y cuando el presupuesto lo permitía, a la ópera. Lamentablemente ahora ya es mujer casada. O sea, bien por ella, pero mal por nuestras escapadas culturales. Por supuesto siempre está la alternativa de ir solo, pero una parte del encanto es poder opinar e intercambiar impresiones en los entre actos y al término de las presentaciones.
Resumiendo; aunque probablemente no creo estar taaaan mal, la verdad es que podría aprovechar mejor mi tiempo libre. En todo caso, no quiero decir que TODO el mundo tenga que ir a la ópera o visitar galerías de arte o que la TV es el Gran Satán. Nada de eso. Pero sí creo que es saludable hacer una mezcla más balanceada entre estas actividades, acorde a los intereses de cada uno.
Ups, me faltó el ítem de deportes y otras actividades similares. Pues... digamos simplemente que ahí no hay mucho que comentar.

lunes, junio 27, 2005

Rainy days and mondays

Lunes feriado y en Santiago llueve como no lo hacía en años. Ambas cosas me gustan. Tener la posibilidad de partir la semana flojeando, durmiendo hasta tarde, cómodo y abrigado, y sin preocuparme de que afuera probablemente ya media ciudad está anegada (el punto negro, siempre, de esta situación).
Definitivamente los días de lluvia son para quedarse en la casa o disfrutarlos libremente, no para estar encerrado en una oficina.
Pero también son días melancólicos. "Rainy days and mondays always get me down", cantaba Karen Carpenter, y algo de razón tenía. Porque en días como hoy la soledad se siente con más fuerza.
Hay tiempo para pensar; el ajetro y las preocupaciones del trabajo ya no son excusas para que todas esas inquietudes que uno tiene adentro lo tomen por asalto.
Veo TV, escucho música o simplemente estoy recostado en la cama leyendo un libro, y pienso cuán agradable sería estar haciendo lo mismo, pero acompañado.
"Funny but it seems that it's the only thing to do, run and find the one who loves me", canta Karen, y la entiendo perfectamente. Es hora de escuchar otro CD, mejor.

El Inicio

Después de mucho meditarlo, decidí dar el gran paso: dejar de ser un simple lector de blogs ajenos y atraverme a escribir y publicar lo mío; mis experiencias, mis impresiones, mis ralladuras de papa. En fin, todas esas cosas que a veces pienso o siento, y les doy vueltas en mi cabeza.
De voyerista a cuasi exhibicionista de la intimidad ¡Vaya salto!
No fue fácil, porque siempre me he caracterizado por ser una persona introvertida y muy celosa de lo que considero privado, incluso con aquellos que más quiero. Pero quizá ya me harté y necesito liberar presión.
Como primer paso, entonces, partamos presentándonos: soy un chileno de 31 años, santiaguino de tomo y lomo, profesional con trabajo... y gay (sí, díganlo, otro más). Respecto a esto último debería precisar que todavía estoy en proceso de asumirme, porque partí con las crisis de los '30; aunque para ser sincero, venía haciéndome el leso desde antes.
En todo caso, mis preferencias sexuales y amorosas son sólo un dato más de lo que me define como individuo. Un dato importante, por cierto, ya que me ha obligado a reestructurar todo lo que pensaba era mi proyecto de vida (ya los voy a latear más adelante con algunas de esas cavilaciones, en el supuesto, claro está, de que a alguien le interese leer lo que escribo). Sin embargo, creo ser una persona bastante más compleja y rica. Al menos eso espero.
Ah, debo agragar, también, que no soy para nada computín: lo de poner fotos, establecer links y todo el resto de prodigios que permite esta tecnología, pretendo ir aprendiéndolos de a poco. Por ello, desde ya vayan mis disculpas por lo modesta de la página.
Y bueno, eso por ahora. Así que como reza el nombre de este sitio, sólo me resta decir Alea jacta est: la suerte está echada.