Volviendo a clases
Con motivo de un curso de capacitación promovido en el trabajo, tuve la oportunidad de volver por un tiempo a la universidad.
Fueron algo más de dos semanas en las cuales, después de la jornada de trabajo, tenía que partir a otras cuatro horas más de clases todos los días. Un periodo algo intenso, pero que disfruté a concho.
Me encantó volver –aunque fuera parcialmente- a esa dinámica de aprender cosas nuevas, de compartir con otros “estudiantes” y de hacer vida universitaria.
Al igual que mi manía matea de tratar de escribir hasta los suspiros del profesor, todo en párrafos perfectamente ordenados, destacando títulos y subtítulos, identificando bien cada día de clase con la fecha en el margen superior derecho de la página.
También volvió la preocupación por rendir pruebas, a pesar que el sistema de evaluación del curso era más bien una formalidad para cumplir con requerimientos Sence. Pero pese a estar consciente de ello, igual me ponía nervioso ya desde el día previo al examen, pues nunca me ha gustado sacar malas notas (ser el buen alumno del curso –y malo pa los deportes- fue el rol que me marcó en el colegio y sobre el cual se estructuró parte de mi personalidad).
Si bien llegaba tarde y cansado a casa, también retornaba contento.
Desde hace tiempo tengo claro que quiero volver a estudiar, y no por un afán de revivir mis años universitarios –porque tengo claro que ese periodo fue muy bueno, pero ya pasó-, sino por el deseo de reactivar las neuronas, de dejar un poco la rutina laboral en que he caído y plantearme nuevos desafíos intelectuales.
Eso es lo que me gusta: aprender, adquirir nuevos conocimientos y desarrollar la capacidad de interrelacionarlos.
Yo sé que tengo cerebro para eso, pero también siento que es una capacidad que actualmente estoy desaprovechando, y no quiero quedarme con esa sensación.
Si todo sale sin inconvenientes, este año pretendo terminar con unos compromisos financieros que me tienen algo limitado y de ahí… todavía no tengo lo tengo 100% claro, pero se viene un romper la inercia.
Este breve retorno a las aulas me despertó el apetito.
PD: Fui el mejor alumno del curso con un 97% de aprobación.
:)
(Fotos de Robert Doisneau)