sábado, marzo 25, 2006

El placer por los libros

Hoy acompañé a mi hermano menor a buscar unos libros que necesitaba para el colegio. El iba por mero trámite, pero a mí hay pocas cosas que me gusten más que sumergirme en las librerías, recorrer sus estantes y pasear la vista por los títulos, nombres de autores, portadas... hasta encontrar uno que me llame la atención en forma particular y me despierte las ansias de leer.
No soy un gran lector, aunque sí sobre el promedio. Muchas veces por cansancio dejo un libro a la mitad, otras veces la historia simplemente no me apasiona como yo habría deseado, por lo que la lectura se hace lenta y monótona. Sin embargo, tengo la manía de terminar todo libro que empiezo, aunque eso signifique estar meses con una obra de apenas 300 páginas.

Pero cuando un libro me gusta, soy capaz de olvidar todo lo demás, y devorar la historia. Me pongo a imaginar cómo habría actuado yo en lugar de tal personaje o incluso me figuro ser parte del relato.

Así me lleno de alegría cuando la fortuna premia a mi personaje favorito, celebro las salidas ingeniosas como si fueran dichas por un amigo y me inunda la pena ante los hechos tristes. Un par de veces he terminado arrojando el libro con furia sobre mi cama, molesto al leer que ha ocurrido una injusticia que no tolero o furioso con algún protagonista que ha cometido una estupidez
(con lo que quiero a mis libros, tengo que estar muy fuera de mí para reaccionar de esa manera).
De hecho todavía no le perdono a Natasha Rostova que haya traicionado al príncipe Andrei Bolkonski, cuando para mí eran la pareja ideal; su historia era lo que impulsaba a leer Guerra y Paz con avidez. Después ella se redime, paro ya no es lo mismo.
También me gusta que los libros estén en óptimo estado, sin señales de maltrato o fallas de impresión (situación que me puede provocar un desagrado casi físico). Por lo mismo, no soporto comprar textos pirateados.
Una vez adquirí un libro en uno de los kioscos del Parque Almagro; era una edición de bolsillo y se veía nueva. Como estaba envuelta en papel celofán no me preocupé de mirarla con detalle. Cuando llegué a casa y vi que se trataba de una buena copia, el alma se me fue a los pies... perdí todo interés por esa obra.
Hoy acompañé a mi hermano a comprar unos textos escolares, y aunque todavía me quedan por leer algunos libros que traje de España (a precio bastante más económico, por cierto), no resistí la tentación de escudriñar los estantes, hasta encontrar un título especial, que despertara en mí el deseo por leerlo.

martes, marzo 14, 2006

¡No te lo pongas!

Chuta, siempre pensé que la veta polémica mía podía venir por mi tendencia política, mi simpatía por el catolicismo conservador o mi postura en algunos temas morales, pero no, mi principal fuente de polémica ha sido... la ropa.
Desde que se me ocurrió arrojar la frase para el bronce de “ropa asociada a sectores de izquierda”, mis comentarios sobre el vestuario han generado impredecibles reacciones entre algunos de los blogueros que rondan este sitio.

Es así como en el post previo, en respuesta a un comentario de Eleu, tuve a bien decir que usaba algo de ropa Rockford. Tamaña confesión por lo visto casi provocó un soponcio al pobre Julius, quien se apresuró en dejar en claro que esa marca también caía en el saco de lo que podríamos llamar, estilo UDI, y que sólo me faltaba usar pantalones Dockers para ser un gremialista consumado. Pues... no es que me guste la polémica, pero qué quieren que le haga, son pantalones prácticos, sport pero elegantes, y en mi trabajo necesito andar formal. O sea, sí, uso Dockers.

Jo, y yo que pensaba que la ropa UDI hacía sólo referencia a ese tipo de pantalones y a las camisas y poleras Polo y, ahora último, Lacoste. Por lo visto estaba equivocado.

Pero a ver, yo asociaba Rockford con un look más campestre, jeans y pantalones de cotelé bonitos, camisas escocesas, en fin. Incluso yo diría que casi se asemeja a un estilo Brokeback Mountain, y actualmente qué es más gay que eso.

Pues por lo visto de verdad necesito un Fashion Emergency, o más bien dicho una sesión con algún símil de las gurús de la moda de No te los Pongas, Trinny y Sussanah (ella son ídolas, no soporto la versión gringa), para aclararme bien este cuento. No pretendo que me cambien el look, porque al fin de cuentas, eso es decisión mía -y yo soy porfiado-, pero los consejos nunca están demás.

Así que a modo de guía práctica, hago una invitación a los blogueros a que dejen comentarios, precisando cuál es a su juicio el tipo de ropa, marca, colores, accesorios, etc, que son considerados In y Out, o cómo sea que hoy se diga.


PD: A propósito ¿alguien conoce un buen brujo vudú especialista en lumbago? ñaca, ñaca.

lunes, marzo 13, 2006

Remusito

Yo no sé qué transmito, pero generalmente las personas con quienes comparto a diario suelen tratarme afectuosamente en diminutivo, es decir, para ellas no soy Remus (obviamente el nick es reemplazado por mi nombre real), sino Remusito.
Cuando era un novel y eficiente profesional de veintitantos resultaba lógico, porque era el más joven de la oficina. Pero ya siendo un guailón de 32 años (no tengo idea como se escribe esa expresión) a veces es un poco embarazoso.

Tampoco sería tan malo si fueran sólo mis compañeras de trabajo, la mayoría madres maduras y medias cuicas (de las simpáticas, eso sí) las que me dicen de ese modo, pero hasta mi jefe me llama Remusito cuando anda de buenas y me trata más familiarmente.

Y esto me ocurre tanto en esta pega como en la anterior.

No es que me queje, porque sé que implica cierto cariño, pero digamos que a uno le resta autoridad que lo traten así, aunque sea con la mejor de las intenciones. Además, a mí me gusta mi nombre tal cual es.

Ciertamente este trato no obedece a que tenga cara niño, porque no es el caso. Así que la respuesta debe estar en mi personalidad.

Ok, tengo claro que siempre he sido la viva representación del joven “educadito”, quitado de bulla, el yerno ideal a los ojos de las madres DC o UDI (dueñas de casa, católicas y conservadoras -y antes que me crucifiquen, no estoy generalizando, sólo recurro a la imagen del estereotipo a modo ejemplificador)... pero ¿puede significar esto también que me veo como una persona en cierta medida indefensa y que hay que proteger?

Hmmm, quizá sólo me estoy pasando rollos, o quizá no tengo nada mejor que escribir en el blog.

martes, marzo 07, 2006

Exijo una explicación

Este lunes los ministros de la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, Haroldo Brito y Marcos Thomas, determinaron -con el voto en contra de la ministra María Eugenia Campos- que el violador de menores y líder de la red de distribución de pornografía infantil, conocida como Paidos, Rafael Maureira Trujillo (alias "Zakarach"), era merecedor del beneficio de la libertad condicional después de cumplir tan sólo 3 años y 8 meses de presidio.
¿Qué puedo decir de esta decisión? Simplemente ABERRANTE.

El tipo no sólo abusó y probablemente le cagó la vida a un montón de niños, sino que además promovió esa asquerosidad en la red. Pero según estos jueces, menos de cuatro años de cárcel es castigo suficiente. No, no entiendo tamaña idiotez.

¿Acaso los señores magistrados no saben que las posibilidades de rehabilitación de un pedófilo son bajísimas? por lo menos así lo tengo entendido. De hecho, el individuo –se me ocurren varios otros adjetivos de grueso calibre para designarlo- ya había sido procesado por dicho delito en 1989. Linda cosa ¿no?

Felicitaciones, están dejando libre a un peligro para la sociedad, y lo que es peor, para los más indefensos: los niños.
Corrección: Todavía no hay sentencia en este caso, por eso el tipo podría recibir este beneficio. Como sea, me parece una pésima señal.

sábado, marzo 04, 2006

Encontrado


Yeah! Este lunes 6 el canal AXN por fin empezará a transmitir la segunda temporada de Lost; los lunes vuelven a tener algo de significado para mí.

¡Dios, necesito una vida!

viernes, marzo 03, 2006

Facho, facha, fashion


Sólo faltó que el parcito de la foto me pidiera aclaraciones por mi comentario referido a que jamás usaría ropa asociada “a sectores de izquierda”. Estoy de acuerdo en que la expresión no fue la más adecuada, sobre todo si consideramos que hoy en día muchos red set no le hacen asco a vestirse con prendas exclusivas de diseñador, poleras piqué con logo de animalitos, zapatos italianos, etc.
Pero igual supuse que algo de la idea se entendería. Como parece que no fue así, vaya la siguiente precisión. Jamás usaría (salvo como humorada): poleras con rostro del Che u otro prócer revolucionario; chalecos y camisas como los que se venden colgados en ferias artesanales; guayaberas (esta prenda no es esencialmente de izquierda, salvo para los que le agarraron cariño durante sus estadías en Cuba); ropa con consignas anti-globalización, anti EEUU, pro-marihuana, etc.; la mezcla chaqueta con beatle, muy de gusto de algunos intelectuales... Esop.
Ay que momio más lleno de prejuicios soy, atró, atró.